martes, 15 de noviembre de 2011

EL OTRO AGUJERO DE PAUL ELUARD

Man Ray y Paul Eluard
Hay cosas que no pueden entenderse todo el tiempo.
Entenderse entre ellas, digo.
Entenderse como se entiende un poema, un cúmulo o un vínculo
entenderse y gestarse como un vínculo o un poema no escrito de Paul Eluard.
Un poema del tipo "todas mis amiguitas son jibosas; ellas aman a su madre".
Un poema del estilo a "todos mis animales son obligatorios".
Joder, un poema de verdad.
Un poema como dios manda, de esos que hacen obedecer a dios.
Pero qué va. En realidad, no hay nada de eso.
En realidad nada, casi nada o muy poco
y Eluard está lejos de ser tocado por los vivos
y los dedos que entienden las pomadas, los que las extienden
vía rectal, casi siempre, esto es un hecho,
son los mismos que pasan de la 70 a la 71
y hacen de Eluard un tipo respetable.
Dedos rectales, pringosos, untuosos,
qué sería de Eluard, entusiasta marica filibustero, sin vosotros,
hacedores de húmedos que son dios y son el mundo.
Pasadme la página que escribiré en estas letras,
haced de mí un culo digno de ser ungido por vosotros
anti-himénicos de lo otro, humedecedme,
hacedme dignx de ser entradx por vosotros,
haced de mí una oquedad digna de ser releída,
perpetuadme, dedos del mundo,
para que pueda decir que soy, por lo menos,
el otro agujero de Paul Eluard.

(Sr.Chinaski)