martes, 30 de octubre de 2012

NEWSPA(P)TER


Ya vengo mucho tiempo observándolo, claro, pero sólo por compartir esta reflexión, me he decidido a escribir esta entrada, y compartir con vosotrxs la desolación. Observad la siguiente foto. Nada de especial. Una captura de pantalla de la sección de opinión de Público.es, donde se recogen, a la izquierda, algunas de las columnas del periódico, y a la derecha, lxs blogerxs del mismo. A simple vista, nada raro, claro, porque encaja dentro de eso a lo que estamos acostumbradxs y que llamamos "normal" en vez de "costumbre" (parece que la norma siempre es buena, mientras que la constumbre puede ser buena, mala o insignificante). El caso es que de los 19 nombres propios que crean opinión en Público.es, sólo 3 son femeninos, o lo que es lo mismo, sólo el 15% de la "opinión" de este periódico no está generada por hombres. 

Las cifras son alarmantes, pero teniendo en cuenta que Público es de los periódicos que más sensibilidad tienen en relación a cuestiones de género, etc., el asunto es para echarse a llorar. Evidentemente, podría haber hecho pantallazo de otros (La Razón, con un 12% de firmas "no masculinas"), pero me parecía representativo que un periódico como Público, plural, progresista y de izquierdas, siga estando regido por el peso del patriarcado como el que más. Me parecía necesario venir a decir aquí que mientras una aplastante mayoría de licenciadas en periodismo, filologías varias, sociología, historia, etc. son mujeres, la información y la opinión siguen estando gestionadas, creadas, representadas y rentabilizadas por los señores. Y no es una cuestión de estadística, la estadística no demuestra nada, sino que pone de manifiesto -como mi pantallazo- que el patriarcado no es un ente invisible que pulula por ahí y enloquece de vez en cuando (entonces lo llamamos "presunta" violencia de género), sino que está presente en toda nuestra sociedad, incluidos esos lugares en los que nos creíamos a salvo. 


Si los medios de comunicación tienen poder -que lo tienen, y mucho- es lógico pensar que no van a dejar que nadie se lo usurpe. El poder es hermano de leche del patriarcado y ninguno de los dos va a permitir por las buenas compartir el pastel con nadie. Es así. Triste, puede ser, pero es lo que hay. Y sí, me encanta leer a Montero y a Garzón, pero también me encantaría leer a XXX y a XXX y sin embargo, no puedo hacerlo.
Pensadlo. Directores de periódicos. Un dos tres, responda otra vez: (los nombres surgen y surgen y, si no, no hay más que ir, uno por uno, revisando el nombre del director de cada periódico de este país). Ahora, este ejercicio, pero con directoras: 404 not found*

Contraargumentándome a mí mismx, puedo decir dos cosas que suelen decir lxs AP (acólitxs del patriarcado):
-No hay que mirar si son hombres o mujeres, sino sólo si escriben bien. 
Muy bonito en el país del pequeño pony, pero en una sociedad patriarcal, fuertemente jerarquizada en la que, por poner un mínimo ejemplo, las mujeres no han tenido independencia ni mayoría de edad hasta hace unas décadas, se convierte en una estupidez que denota la ignorancia en relación al asunto, o las pocas ganas de que la cosa mejore. Por otro lado, ¿debo deducir entonces que los hombres escriben 9 veces mejor que las mujeres?. Prefiero no seguir por ese camino, por lo que pueda pasar...




*Si aquí has podido nombrar a June Fernández, es que la reflexión que hago en esta entrada, tú también la llevas haciendo hace tiempo.







jueves, 25 de octubre de 2012

MI GÉNERO EN DISPUTA

Esta mañana, Z se ha enfadado conmigo. Me dice que, a veces, no la escucho que, de algún modo, invalido sus opiniones, aminoro sus obligaciones, descreo de sus necesidades y que a veces, en nombre del humor, la infantilizo o me burlo. Me dice, Z, en definitiva, que aplico en ella, a menudo, las técnicas de dominación (Hérsker) propuestas por Berit. A saber:

1. Invisibilizar.
2. Ridiculizar.
3.Ocultar información.
4. Dilema del doble vínculo (hagas lo que hagas estará mal).
5. Culpabilizar / Avergonzar.

Estos puntos, que están maravillosamente traducidos por lamoscacojonera y que podéis consultar aquí, pretenden trazar, a grandes rasgos, el modo en que se establece la dominación desde roles masculinos hacia las mujeres (más concretamente, hacia sujetos que, socialmente, desempeñan roles femeninos, sean o no mujeres, en el sentido biológico del término).

Me dice Z que, quizá, mi conflicto de género, o mejor, mi género en conflicto, me lleva a desarrollar un rol masculino, no sólo en aspectos meramente triviales, como pueden ser modos, ademanes, formas de vestir, etc., sino que quizá, me dice Z, el género en disputa que soy -por parafrasear a Butler-, me lleva a "forzar" mi masculinidad a través de pautas culturales -por su puesto aprendidas, como todo lo relativo al género-, también desde un punto de vista personal, no tanto de carácter como de interacción social y, especialmente, en pareja. No me dice que soy unx machista, sino que, a veces, me comporto como un macho heterosexual convencional (sin ser yo nada de eso). Pienso en ello, porque no me gusta esa imagen que ella me devuelve de mí, pero no descreo de sus palabras (si lo hiciera, estaría incurriendo claramente en los puntos arriba citados). No descreo de sus palabras, pero me turban. Pienso en cosas, en situaciones íntimas y públicas, sexuales y anodinas, y no me reconozco como tal. Desde luego, es un ejercicio desagradable, ver cómo por un lado, unx promueve la política de los cuidados y por otro incurre en cuestiones que desprecia. Quizá tener el género conflictuado también sea eso. Y aquí la falta de referencias, de modelos, de paradigmas, también me parece crucial.

Del mismo modo que el colectivo LGTBQ+ necesita referentes, espejos en los que mirarse desde un punto de vista meramente externo, creo que también, desde un punto de vista, no ya de prácticas sexuales o de rol, sino de mera identidad , las personas que vivimos con una identidad en conflicto, desde el punto de vista del género, claro está, estamos más que huérfanas en referentes, en paradigmas, en espejos. Por ello, vamos juntando con retales de otros espejos, con trocitos desmembrados, con mínimos reflejos, un material muy precario en el que mirarnos y a veces, como le pasaba al bueno de Max Estrella en Luces de bohemia, la imagen que nos devuelve ese espejo en el que nos miramos, es la caricatura de nosotrxs mismxs. El esperpento del género no está lejos del género en conflicto, es un riesgo que corremos y es justo decirlo, y no sólo justo, sino también necesario.

Le digo a Z todo esto, esto mismo que ahora escribo aquí -y que quizá me arrepienta de haber escrito, de haber dejado un rastro propio de espejos deformantes-, no sin añadir, en mi defensa, en defensa de mi yo en conflicto, una máxima que, ésta sí, se torna universal: no todo lo que encontréis en mis bolsillos es mío.

miércoles, 17 de octubre de 2012

LO BELLO Y LO BESTIA

Hay entradas que unx nunca quisiera hacer. Principalmente porque suponen enfrentarse, quizá, al peor enemigo de todos, que es ése disfrazado de "amigo" y también supone enfrentarse al hecho de que el mundo está lleno de ruido, lleno de campanas que suenan de aquí para allá sin orden ni concierto, de gurús mesiánicos que camuflan con términos estratosféricos medias verdades, que son peores que las mentiras enteras, y corderos disfrazados de jipis que te organizan una batida de lobos cuando menos te lo esperas. Hoy tengo el día un poco así, y lo tengo a nivel personal (porque hay gente de la que no puedes fiarte y porque desde siempre, me han dado más miedo las aguas mansas que las procelosas). Tengo el día descreído, misántropo, de fe escuálida y decepción flamante, eso es lo cierto. Y resulta que en medio de esta algarabía orgiástica de decepciones -sólo Nietzsche sabe cuánto detesto a los corderos-, Marina, cuyo interesantísimo blog podéis seguir aquí, me remite una entrevista que no tiene desperdicio.

La entrevista completa podéis leerla aquí, pero para quien no tenga tiempo, o ganas, o fuerza, o sentido del humor, o gónadas como sandías, yo rescato aquí algunas lindezas. 

La entrevista en cuestión -publicada en La Vanguardia-, es a una mujer de 54 años, de aspecto femenino convencional, burguesa, blanca, heterosexual, que vive entre la Costa Brava y Devon (Inglaterra) -nada menos- casada con un hombre heterosexual, blanco y burgués que podéis ver aquí, diciendo cosas como que lo femenino está relacionado con el corazón y se pierde dentro de tanta emoción, pero que lo masculino es más objetivo y seguro y no se pierde en lo superfluo. Y con esta carta de presentación tan trasgresora y controvertida, como podéis ver, dice ser máster en Psicosíntesis con el empaque "científico", "prestigioso" y "objetivo" que otorgan ciertas palabras en ciertos contextos, como bien saben Burke, Genette, y todos esos tipos que tan bien estudiaron la pragmática y la psicolingüística (preguntaremos a Wert en qué Universidad se ofertan esos estudios y a qué rama de la Psicología pertenecen, porque yo sólo lo he encontrado asociado a la astrología y las pseudociencias alternativoides, ésas que son como el ungüento amarillo, que pa' tó valen y pa' ná sirven).

Llevo ya un tiempo diciéndole a Z que estamos asistiendo a una Edad Media Reloaded, con sus claroscuros, sus charlatanes de calleja a la que los voceros dan cada vez más chanza, su confusión entre hechicería y alquimia, entre ficción e historia, entre dioses y mortales. Le digo a Z que vivimos tiempos de vasallaje, con sus alquileres abusivos, sus usufructos de usurero, sus castas inamovibles, sus diezmos, sus pernadas y sus férreas sociedades piramidales. Una sociedad en la que seres invisibles castigan y liberan y piden sacrificios, y piden ofrendas y ritos de sangre. Donde lo pagano se funde con lo sacro, donde lo místico se confunde con lo terreno y donde San Pedro y las llaves del cielo sirven de sello en contratos oficiales de arrendamientos y otros arreglos entre particulares. Donde la ciencia no importa, donde el saber no pesa más que la pluma que contiene la magia de un ser alado diabólico y generoso que nos ayuda en los flitros de amor y las batallas contra los infieles. No ya lo oscuro, sino lo obscuro, la orden bajo el desorden, el vulgo y el latín vulgar, los esputos, los exabruptos, la épica propagandística mezclada con la chanza juglaresca, la cultura oral, la pseudocultura y esa constante sensación de necesitar que alguien abra una ventana a la luz, esa constante necesidad de acostarse medieval y levantarse renacentista. Llevo tiempo, y mira tú por donde, que me encuentro con este corpus medieval en forma de entrevista, que pretende, como la épica medieval, seguir manteniendo los mismos sistemas podridos del mismo sistema podrido, haciéndonos creer encima -eso es lo que me enfada profundamente y me arrastra hasta la rabia, hasta la guerra, hasta la furia- que nos están ofreciendo algo completamente nuevo y distinto.

La entrevista versa, en líneas generales, sobre qué es lo femenino y qué es lo masculino (algo que B.P. resumió fantásticamente en algunos pasajes de Testo Yonqui, y que Loreto tuvo a bien recoger aquí. Pero resulta que esta "experta" en... bueno, esta "experta", habla de lo femenino y dice cosas como:

Al no estar enraizadas, (las mujeres) nos sentimos inseguras y mantenemos la falsa creencia de que necesitamos pertenecer a un hombre para ver en él el reflejo del amor que somos.

Querida, la "falsa creencia de pertenecer a un hombre" la tendréis algunas mujeres heterosexuales, porque las lesbianas, las asexuales, las polisexuales y las queer -además de las heterosexuales que no quieren vivir en pareja- no tienen esa creencia. Otra "enseñanza":
Mediante ese proceso cíclico -preovulación, ovulación, premenstruación y menstruación- se accede a los auténticos arquetipos femeninos.
A ver, cómo te lo explicaría yo. Los "auténticos arquetipos femeninos" son los que el patriarcado ha querido contarnos durante siglos. Querer rescatar los mitos y presentarlos como hallazgos sin cambiarles si quiera una coma, me parece, como poco, un despropósito. No soy antropólogx, ni un iluminadx, pero mis estudios "prosaicos y normalitos" de Filología y Literatura Comparada me han dado las herramientas para saber que los símbolos se crean de un modo u otro en función de la sociedad en la que se desarrollen, y teniendo en cuenta que absolutamente todas las sociedades son patriarcales, no es muy difícil pensar que esos mitos están creados por el mismo patriarcado que supuestamente pretendes derribar. Además, reducir lo femenino al proceso menstrual, deja fuera de' lo fememino' a las niñas que todavía no tienen la regla, a las mujeres que ya no la tienen, a las histerectomizadas, a las que están en tratamiento hormonal, a las que toman la píldora, a las transexuales preop, a las transexuales postop, a las transgénero, a las queer y seguro que me dejo a alguien más. Por otro lado, identificar la femineidad con la menstruación, no me digáis que no es candorosamente gallardonesco, porque a mí me parece lo mismo que afirmar que la mujer se ve realizada cuando da a luz.... Es fantástico y sumamente curioso ver cómo quienes prometen salvarnos del patriarcado, proponen para hacerlo las mismas estrategias que los brazos ejecutores del mismo.

Y, sin duda, mi favorita: 
Para mí, la vía más rápida es a través de una danza que nos conecta al movimiento espiral y cíclico del universo, y que nos permite conectar con nosotras mismas y poseer la sabiduría necesaria en cada momento. La observación de nuestro proceso cíclico nos permite despertar los arquetipos femeninos y sanar la herida y la desconfianza entre nosotras herencia del patriarcado.
Danza, movimiento, universo, conectar, sabiduría, despertar, sanar--> términos que forman parte, todos ellos, del campo semántico de lo positivo, lo deseado, lo espiritual, lo anhelado, etc., lo que predispone positivamente alx lectorx a través de una captatio benevolentiae sémica, que se traduce en una "simpatía" por xlx emisorx y, por tanto, con el mensaje.

Con este pequeño fragmento y el Tratado de la Argumentación de Perelman tendría para una tesis, pero no tengo tiempo, ni ganas (ni tampoco el manual de Perelman, que siempre lo sacaba de la biblioteca de la facultad y luego tardaba mil en devolverlo). 

Eso sí, tengo tres minutos para gritar, porque si no, voy a reventar, cuán hartx estoy del violento binomio de género que nos deja fuera a tantxs y cuán hartx, eso también de lxs corderxs que vienen de salvadorxs de la patria. De lo bello y lo bestia, qué hartura.