domingo, 28 de abril de 2013

Poema subsidiario de una rabia conformista que sonríe

Berenice Abbott
POEMA SUBSIDIARIO DE UNA RABIA CONFORMISTA QUE SONRÍE

Este es el lado de la raya, el que más te conviene
Los hombres que saben dónde están son los hombres que saben rodearse.
Los hombres que te rodean con sus manos y palmean tus espaldas con sus manos
y todo son manos y espaldas.
Los hombres. Esos hombres. Sus risas. Ey, ey, ey. Sus bocas colmadas de onomatopeyas. ¡Buah!
Todos sus dientes, disparos. 
Cada uno de sus ojos diminutos es una pequeña amenaza de cielo gris azucarado.
No hay piedad si te quedas fuera.
No hay piedad. ¡Ay!
No la hay.
Es un triunfador. Es un triunfador.
Original food, original look, original desing, original way.
Más te vale estar del lado de la raya que más te conviene.
Más te vale quedarte sentada y callada diciendo que sí.
Eso es así. Eso está bien.
Los hombres que saben dónde deben estar para exponenciarse, 
para rodearse, para ser otros hombres que,
también, supieron agenciarse compañías mejores, 
han venido para quedarse y quedarse 
siempre acaba por ser un verbo transitivo. 
Quedarse es un verbo transitivo, así que se quedarán con tus cosas y tus casas
y harán balas de fogeo original con tus dientes diminutos para eliminar a quienes no estuvieron,
a quienes no supieron estar, a quienes no quisieron
pasar y quedarse sentados al lado de la raya que más les convenía. 
Los hombres que amotinan al resto y han venido a divertirse.


Los hombres de ojos amarillos como fuentes te dirán cómo y te dirán cuándo
-no sólo dónde y por qué-, 
y serán buenos gestores de tu miseria, y te regalarán flores -a quién lo le gustan las flores- 
y tú darás las gracias muchas veces,
aunque te parecerá -siempre es así- que "muchas veces " nunca son suficientes.
Porque hay que ser agradecido. Oh, sí. Dios. Vaya que sí.
Y besar el suelo que pisa el pie que te pisa el pie.
Sacarás del poliuretano el perfume de las flores, 
dirás madreselva, dirás romero y jazmín 
cosas como esas dirás
el día en que sus viejos salones de baile se llenen con los dientes apretados de quienes callan y asienten,
el día en que el azufre será todo cuanto pueda respirarse en este lado de la raya. 
Ya sabes, el que más te conviene.